el uso de sensores se asocia, por una parte, con el cambio que la tecnología produce en la percepción, funcionando como filtro a través del que interactuar con la realidad de forma diferente y, por otro, con su capacidad para maximizar el potencial del individuo, como un dispositivo añadido a su esencia humana.
Esas modificaciones afectan también a la relación del artista con el receptor activo, como ocurre en la comunicación interpersonal en general. Se enfrían las emociones humanas y se humaniza la tecnología, construyendo un nuevo código escénico en el marco de las artes vivas.
las intervenciones en el marco de las artes vivas dejan un resultado material que se prolonga más allá del evento escénico. Un producto susceptible de ser expuesto y con valor artístico independiente, aunque asociado, al mismo tiempo, a la intervención.